Esto que arde en mi garganta
es el vómito de los niños que no lloran,
es el ácido de unos ojos que no miran,
de una multitud que me devora
lentamente
mientras camino por la Gran Vía y
me pregunto
¿Por qué siempre fue demasiado pronto
o demasiado tarde para empezar
a amar?
¿Por qué no simplemente no ser refugio
de huesos y bocas?
Aquí en la Gran Vía,
las fieras han desatado
su furia y sus mejores galas,
han buscado mi sangre en la nuca
de los que no respiran.
Aquí una mujer sola que sólo amó una vez.
Aquí una mujer en la Gran Vía
que simplemente se pregunta
si volverá a amar.
Las fieras han desplegado sus túnicas
por la ciudad,
llevan chisteras y máscaras y ríen mientras
persiguen un cortejo fúnebre.
¿Por qué siempre fue jamás y nunca
quizá tus labios?
¿Por qué no simplemente desprendernos
de las agujas del reloj?
Aquí una mujer, una mujer que no repara
en vomitar,
una mujer en la Gran Vía
con una bomba en el músculo vital
que augura muerte.