lunes

Cumpleaños lejos de casa


Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

Pizarnik


He vuelto a nacer,
me lo dicen las blancas líneas
de tus manos.




Volar con Ryaner es acudir a un supermercado estratosférico. Pienso en ello mientras preparo la mochila. Pienso: Mañana no dormiré en esta ciudad. Cumplo años fuera de casa y Roma también puede ser una ciudad
que no se acaba nunca.

viernes

Ils me condamnent




Te han condenado.
Una oración,
como limosna insuficiente,
ha caído
sobre la tapa de tu féretro.
Te han condenado, Edith,
por no querer ser
la excepción que confirma
la regla. Porque
querías,
tú, gorrión
de la calle, ser
la regla. Porque
intentabas salirte de la calle.
Te han condenado como
si Dios no fuese amor. El dedo
ejemplar
-una uña sucia, como
si lo viera- se alzó
sobre tu frente
y mostró al mundo
que sólo esa limosna- por sí acaso...-
merecías.

[...]

Julia Uceda

Pensar qué, acariciarte dónde

ETERNO RETORNO

Vuelvo al mismo punto
en que yo era otra.






Me he preguntado hoy si tú entendías la media luz
si hallaste el todo,
si te faltaba piel, no quiero, entraña, como a mí.
Me he preguntado si asumes la ternura de memoria,
si odias tu trabajo, los relojes, mi ómnibus,
el alba fiera, insobornable...

Carilda Oliver




lunes

Mienten las sábanas blancas cuando es temprano







Somos vírgenes del horror, igual que del placer.

Louis-Ferdinand Céline


Recibí el disparo después de haber abandonado la ciudad.
Apuntaste demasiado alto,
justo a la altura de la boca
y no sentí dolor.
Los violines aullaron.
Un detective encontró tu mentira
en las sábanas de un motel.
Hubo llamadas telefónicas,
telegramas enfermos,
ningún cadáver.
Los ojos puestos en la fiera y la fiera
lejos.
Volví a la habitación.
Pensé que quizá ya todo daba igual.
Me pareció triste juzgarte
por un disparo.

miércoles

El cementerio de abrazos. Avión de papel I.

Este poema fue escrito en noviembre de 2010 bajo los efectos de La casa roja.





Por y para Juan Carlos Mestre.



Cuando se acaba el amor,

los culpables y los inocentes,

dejan de escalar el muro de la duda y se lanzan

a un vacío que pesa más

que una moneda de cobre.

Cuando el amor deja de ser amor,

un paraguas roto anuncia

el fin de otro mundo y los aeropuertos

se llenan de canciones de Dylan y

los cementerios

se cubren con una manta de lana.

Cuando el amor se vuelve ira,

hay un poema tiritando

bajo el felpudo,

un golpe sordo

bajo la tierra,

un portazo.

Cuando llega el desamor,

las estaciones de tren se vuelven

salas de tortura y los que aún viven el amor,

torturadores.

Cuando el desamor se vuelve verso,

una única lluvia lava la cara

de los arrepentidos

y los culpables y los inocentes

apagan la luz

de una habitación

a oscuras.


lunes

Córdoba, mon amour




vimos el pájaro violeta de la madrugada
deshacerse en el mercurio de las primeras
ventanas

hundió su mano en el sol el niño
y halló calor y saliva

el mundo crece hacia el pasado
el futuro en un bosque que ya ardió en alguna
parte

Juan Bello


IES Medina Azahara

Vuelvo a Madrid y me es extranjera. Aún soy capaz de oler el azahar de las noches en Córdoba. Y es que el tiempo allí pasado, es engañoso como el sueño. La lentitud del sueño es la que permite todo nos parezca más denso. Cinco días en Córdoba, viviendo Cosmopoética, han sido cinco semanas de emociones. Aquí dentro suenan nombres, nombres con rostro y émbolo antiquísimo: Berta, María, Vero, Hasier, Nieves, Ana, Curro, Karel, David, Sergio, Fruela, Andrés, Carlos, Marcelo, Ledo, Juan Carlos, Coral, Uljana, Vladimir...


Gracias a todos
por ser,
por dejarme
aprender
tantas cosas.



Nota a Juan: Estabas allí. Lo sé. El mundo se movía al compás de un blues ambulante.



aquí:



domingo

Cosmopoética 2011


La impuntualidad es la velocidad de la belleza

Paco Sevilla





La semana que viene tendrá lugar en Córdoba, el Festival Internacional de Poesía, Cosmopoética. Llevo varios días acelerada, deseando que lleguen las cinco del próximo miércoles para que salga mi tren. El hecho de que vaya a recitar allí, me hace pensar que he tenido mucha suerte. Se me ocurren varias poetas y poetos, que perfectamente podrían ocupar mi lugar. No es falsa humildad, es ser consciente de lo mucho que me falta por crecer. Estoy contenta, simplemente por eso, por la certeza de saber que esto que escribo ahora y comparto con vosotros es un mero tránsito hacia lo que quiero llegar a escribir. Así pues, no hay urgencia. La impuntualidad es la velocidad de la belleza. Y pienso aprovechar esta oportunidad para disfrutar y aprender.

¡Allá voy, sur!