Foto: Leila Amat Ortega
I
Madre,
a veces
despierto
en la madrugada y
salgo
de casa estoy sola y
llego
a la tuya arrastrando mi miedo
guardando
mi miedo en tus ojos
para
que no duela.
II
En
tus ojos.
Allí
ello
ella
él.
III
Para
que no duela
lo
que no se nombra
en
tus ojos
voy
a incendiar todas
las
voces.
Prenderé
fuego a lo enfermo
con
tu canto si
Cantas
allí
si
tú