Le comenté: —Me entusiasman tus ojos. Y ella dijo: —¿Te gustan solos o con rimel? —Grandes, respondí sin dudar. Y también sin dudar me los dejó en un plato y se fue a tientas.
Hola Odile, qué casualidad, este mismo poema de Ángel González estuvo golgado de un antiguo blog que cerré. Me gustó porque para mí representaba la ceguera del amor, la mirada como icono del surrealismo "un noveau regard" y la "femme artificielle" de Baudelaire que se entrega como Louchette. Me encanta que te guste la Duras ¿Has leído "El mal de la muerte"?
justo después de un día bastante perdido me topé con este poema que llevaba años sin ver. Ahora llego aquí saltando de otro blog y me lo vuelvo a encontrar. Me persigue. Ojala todos los días me persiguiera un poema asi.
El amor es ciego.
ResponderEliminarUna vez entregas tus ojos, caminas a tientas, interpretando lo que sientes con las yemas de los dedos. Ridículo para los demás; verdadero para ti.
Hola Odile, qué casualidad, este mismo poema de Ángel González estuvo golgado de un antiguo blog que cerré. Me gustó porque para mí representaba la ceguera del amor, la mirada como icono del surrealismo "un noveau regard" y la "femme artificielle" de Baudelaire que se entrega como Louchette.
ResponderEliminarMe encanta que te guste la Duras ¿Has leído "El mal de la muerte"?
Un beso.
justo después de un día bastante perdido me topé con este poema que llevaba años sin ver. Ahora llego aquí saltando de otro blog y me lo vuelvo a encontrar. Me persigue. Ojala todos los días me persiguiera un poema asi.
ResponderEliminarGracias, y un saludo!