Yo no quiero seducirte, tu ya has nacido seducida.
(Rafael Saravia)
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Huelen a plumas,
a carencia,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo de tu llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
Que grande Pizarnik, y que propio lo de Saravia...
ResponderEliminarRememorando a la indócil suicida de las palabras y los lugares comunes...
ResponderEliminar:)
Gran poema, gracias por compartirlo.
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