Por y para Juan Carlos Mestre.
Cuando se acaba el amor,
los culpables y los inocentes,
dejan de escalar el muro de la duda y se lanzan
a un vacío que pesa más
que una moneda de cobre.
Cuando el amor deja de ser amor,
un paraguas roto anuncia
el fin de otro mundo y los aeropuertos
se llenan de canciones de Dylan y
los cementerios
se cubren con una manta de lana.
Cuando el amor se vuelve ira,
hay un poema tiritando
bajo el felpudo,
un golpe sordo
bajo la tierra,
un portazo.
Cuando llega el desamor,
las estaciones de tren se vuelven
salas de tortura y los que aún viven el amor,
torturadores.
Cuando el desamor se vuelve verso,
una única lluvia lava la cara
de los arrepentidos
y los culpables y los inocentes
apagan la luz
de una habitación
a oscuras.
qué grande, odile,
ResponderEliminarqué grande
Es precioso.
ResponderEliminargloria in excelsís deo sois los dos mestre y tú odile me temo que se acerca un milagro a entre para con los dos
ResponderEliminarla caja roja es increíble
ResponderEliminary este poema también
Gracias, de verdad. Aunque, siendo sincera, lo escribí bajo una gran influencia de Mestre. De ahí que sea por y para. Aún así, os lo agradezco y me alegro de que os guste.
ResponderEliminarBesos.
Ojalá lo supiera, Vladimira.
ResponderEliminarEs muy posible que esté atrapado en 1928.
¿Cuánto frío hace en 1928?
ResponderEliminarNo existe el frío en 1928.
ResponderEliminarNo ese frío
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¿Cuánto frío hace en el cementerio de abrazos?
A veces demasiado.
ResponderEliminarEn algunas ocasiones el frío se pacta y es menos amargo.
Todo depende de los epitafios.
grande Mestre, qué pena habérmelo perdido en Cosmo, y a ti también.
ResponderEliminarBeso.
Odile con todo mis respetos me lo llevo a mi blog si te parece bien, pues me gustó mucho.
ResponderEliminarUn placer tener fans de tu categoría :). Yo también seguiré leyéndote.
ResponderEliminar¡Pero mira que eres linda!
ResponderEliminarprecioso Odile! qué gusto leerte!
ResponderEliminarAy, Juan Carlos, ay, Charles... ¡Qué bonito!
ResponderEliminarY Marcelo y Coral...¡Tan bonitos!
ResponderEliminarAy, Charles...
ResponderEliminarLa Casa Roja es un bonito lugar para jugar a hacer poesía.